PAISAJE TROPICAL
Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 23 Febrero 2007
Hasta el hablar bonito se pega. Eso le esta pasando al Secretario Montás, cuando a mi entender, contraviniendo todo lo dicho anteriormente sobre el caso de la Señora Embajadora de España, quien ahora dice que donde dijo dijo quiso decir diego. No importa que haya sido la tercera vez que dice diego….
La prepotencia con que los hijos de la “madre patria” vienen a este país, es un recordatorio de cómo vinieron la primera vez. El trato que ellos dispensan a los nacionales, debe ser muy parecido al que dispensaron a nuestra pacífica población indígena, cuando se llevaron todo nuestro oro y el de América, violaron a todas las mujeres y diezmaron la población y aquí acabaron con los indios, haciéndoles trabajar faenas terribles a las que no estaban acostumbrados, y trayendo enfermedades desconocidas como la sífilis, y cuando este insumo se le fue agotando, trajeron esclavos de África, en una trata que es vergüenza universal.
Aun creen con justa razón que Leonel es Guacanagarix, por aquello de oscuridad de adentro y claridad de afuera, y porque les complace hasta en lo que no han pedido.
Entiendo que si la cosa sigue sin definirse y que dichos señores, con su vocera hoy una señora, mañana quien sabe quien, tendremos eventualmente que tener otro grito de Capotillo, pues pacifica y económicamente, nos han invadido y están cada vez más haciéndonos ver su poder.
Toda inversión extranjera es buena, pero debe de ser controlada por los nacionales, sin permitir otro estado dentro de nuestro, pues desde mucho atrás somos los anolistos del imperio.
El Secretario Montas nos dice que con el famoso, tratado de libre comercio RD-Cafta, impuesto y que no llega, muchas de estas cosas de inseguridad jurídica y cambio de reglas de juego, se van a solucionar. Habrá más transparencia importada y obligada.
Y es insólito que un tan alto funcionario se atreva a decir que los nacionales hemos estado sujetos a la acción medalaganaría de nuestro gobernante de turno, donde el desarrollo armónico y legal ha estado sujeto a la voluntad y humor de los mandatarios de turno.
Antes del segundo grito de Capotillo, veremos a nuestros dos mandantes enfrentarse como sementales por su rebano.
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