viernes, septiembre 19, 2008

REMINISCENCIAS V

Sin Temor… Ni Favor…

Reminiscencias V

Luis H. Arthur S.

En 1969 construí mi casa en Altos de Arroyo Hondo I, y ahí crecieron mis hijos durante los próximos 11 años. Ese mismo año fundamos el Club de Arroyo Hondo. Viviamos al final de la urbanización, en la calle I, con buenos vecinos que también tenían hijos de la edad de los nuestros que como nosotros batallaban para poder vivir adecuadamente. Fue un ambiente similar al mío en Puerto Plata. La calle, donde prácticamente sólo nuestros carros circulaban, las casas del barrio y el club fueron un hábitat hermoso y seguro donde ellos, niñitos entre 2 y 5 años jugando libremente con permiso y vigilados. En traje de baño se iban solos al club a bañarse en la piscina, de manita por las calles, con toda seguridad, allí había salvavidas responsables. Se hicieron amigos de los custodias y de los perros policías hermosos y bravos y del General Pilarte, siempre afable con ellos y con todos, que vivía entre la casa y el club.
Nunca sucedió nada desagradable excepto caídas, rodillas peladas, codos heridos, y las bicicletas torcidas.
Mi esposa, convino en hacer el trabajo más trascendente de todos: ser mamá. Era la tía de todos, y la que consolaba, castigaba y regañaba, apoyada, igual a como ella le hicieron en su natal Monterrey, o a mí y a todos en nuestros pueblos de origen. Éramos como una familia feliz, y lo que me maravilla es que eso fue hasta el 1981 cuando emigré a México. Hace sólo 27 años. ¡Qué nos ha pasado de allí para acá? ¿Por qué hemos dejado de ser como éramos? ¿Por qué hemos querido perder tanto bueno que teníamos y adoptar tanto malo de otros? ¿Buscábamos la modernidad? ¿Y quién nos dijo que la modernidad no bien dosificada era mejor que lo mucho que entregamos a cambio?
El libertinaje a paso redoblado fue ganando el espacio a la disciplina. Políticos desaprensivos en organizaciones partidarias mafiosas se ocuparon de promover falsos valores. Todo desapareció. Las buenas costumbres, la templanza, la seguridad, la lealtad, los valores y las virtudes. Pasaron frente a nuestros ojos y hasta seguimos la procesión. Los peores representantes de la sociedad encontraron ascensor al poder, al enriquecimiento rápido y generalmente ilícito. De todas partes vinieron, hasta del exterior. Crecieron los grandes cinturones de miseria y todo fue un caos.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 18\IX\2008