lunes, junio 29, 2009

AMIGOS V

Sin Temor… Ni Favor…

Amigos V


Luis H. Arthur S.

El Sábado pasado 20 de los corrientes, mientras esperaba en el Parque Mirador a mi compañero de caminata, escuche a un señor como de 40 o 45 años que lucía chofer del joven con quien conversaba y que velaba por varios niños en bicicletas nuevas, con cascos blancos y uniforme azul bolita, decirle en voz alta, por lo que pude escuchar, que el vivía detrás de Pinturas Popular, vecino de un viejo y actual funcionario gubernamental del transporte. Le decía que eran vecinos y tan amigos, que hasta le llevaba en ocasiones a sus niños al colegio, y los buscaba cuando a su amigo se le presentaba algún inconveniente en el picoteo, pues no tenía trabajo fijo, y pagaba el colegio con el dinero que un familiar le mandaba de fuera. Compartían juegos, fiestas y parrandas. Dijo que este señor se pegó a Jaime David cuando era Vice, ¡y mírenlo donde ha llegado!, está multimillonario. Seguido se mudó de barrio y ya ni me conoce ni me recibe llamadas y menos visitas.
Generalmente los viejos amigos no adinerados de los nuevos ricos, son suplantados por los nuevos que llegaron y llegan sabrosos en trulla interminable.
Con sus excepciones, ya no son amigos plenos como antes y en el mejor de los casos sólo amigos convenientes, que se pueden mantener con sólo migajas de afectos limitados, como queridas, y siempre a cambio de su lealtad. Los desplazados admiran y hasta envidian a los que pudieron brincar la barrera de lo cotidiano, pero ahora ignoran la mayoría de sus nuevos quehaceres, y son mantenidos de la puerta para afuera sin permitirles compartir con sus familiares, sus hijos, nietos, sus nuevos amigos, como era antes de cambiar de acera, como en el caso narrado.
Quizás sea parte del alto precio a pagar por vivir en un mundo VIP de grandes realidades económicas, en un ambiente de guerra de intereses constante y a muerte, donde se acostumbra a que todo tiene precio incluida la amistad. Un mundo de Nintendo donde la confianza es un lujo y la solidaridad incondicional de los viejos amigos es obligada. Un mundo de desconfianza que acrecienta la soledad existencial por no poder compartir con casi nadie sus sueños, angustias, inquietudes, visiones y sólo se ven sus logros, pero no el precio.
Santo Domingo * luis@arthur.net * http://www.luis.arthur.net/ * http://www.luisharthur.blogspot.com/ * 28/VI/2009