martes, junio 30, 2009

Amigos VI

Sin Temor… Ni Favor…

Amigos VI

Luis H. Arthur S.

Con espíritu sentimental creemos que esas cosas no pasan, pero es el pan nuestro de cada día. Unas veces somos los afectados y otras los que afectamos. Quizás sin meditar mucho al respecto, y creer que así es la vida.
El caso más trágico y patético es cuando un rico deviene a menos y ve y siente como sus nuevos amigotes, esos que llegaron en trulla llenos de alabanzas, con los que hizo un mundo nuevo y fastuoso, desaparecen. Ya no lo invitan, ni le llaman. La familia presiona, se deprime a veces hasta enloquece, otros se pegan un tiro y la mayoría vuelve con vergüenza y sentido de culpa a tratar de recobrar a algunos de los amigos que desdeño y abandonó, a querer insertarse de nuevo en sus vidas, pero nunca será igual, pues llevan en el alma unos la pena de haber sido segregados y otros el germen del fracaso, y quizás todos piensen como en el poema presumiblemente de Ramón Ortega, “Verdades Amargas”: “Amigos? Es mentira, no hay amigos / La verdadera amistad es ilusión / ella da vueltas y desaparece / según los giros de la situación. Amigos complacientes solo tienen / los que disfrutan de ventura y calma / pero los pobres que abate el infortunio / Sólo llevan tristezas en el alma.
La Amistad la define la Real Academia como: 1. f. Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
La amistad verdadera es de dos vías.. Mi amigo es aquel que me da afecto, apoyo, me orienta, me aconseja, si es necesario me llama a la atención y me dice hasta cosas duras, y viceversa, es como un hermano que desea para mi lo mejor y lo correcto. Si somos amigos es porque tenemos y compartimos demasiadas cosas en común. Los demás son conocidos. No concibo la amistad sojuzgada como la que una vez leí de un político en México con un muy raro concepto de la amistad, que le advertía a sus amigos algo como esto: A Uds. sólo les pido amistad, pero el que se una en mi contra que sepa desde ya que será mi enemigo y si me lo puedo llevar al infierno me lo llevo. Soy firme creyente de que la enemistad hay que cultivarla, abonarla para que perdure siempre. He sabido de otros buscan coro e involucra a ajenos, como espectáculo de mal gusto para dilucidar cualquier penoso mal entendido privado. Descartando a priori la posibilidad de excusas y avenencia. De golpe y violentamente se cierra la puerta de la amistad y se percibe que con ese actuar se busca exponer, desacreditar, destruir moral y públicamente, sin antes aclarar, pedir explicaciones, dar oportunidad de rectificación, sin cerciorarse si hubo voluntad de ofender, dolo, o sólo palabras inadecuadas y mal hilvanadas, que no querían expresar lo que el amigo entendió. Cuando sentencias tan implacables se dictan, sin escuchar defensa, luce lejano que esa puerta en amnistía mutua vuelva a abrirse.
Santo Domingo * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 29/VI/2009