viernes, junio 26, 2009

Sin Temor… Ni Favor…

Amigo III


Luis H. Arthur S.

La vida nuestra y de nuestros amigos dejaban de ser líneas paralelas. Lo mismo pasaba con antiguas noviecitas, era como si de repente viviéramos en mundos distintos de anhelos, expectativas, convicciones.
Del centenar que fuimos a Monterrey, sabía quienes eran dos de ellos, y los demás allí los conocí, pero dado que yo era el mayor del grupo, no fumaba, ni bebía, ni mujereaba, ni jugaba ningún deporte, perdí la oportunidad de intimar con casi todos.
Esto no fue óbice para que surgiera una hilo de afecto, y en sitio extraño, todos éramos uno.
El tiempo como siempre fue haciendo por nosotros la selección y surgieron los grupos en que sus miembros se sentían bien los unos con los otros.
Tuve la suerte que antes de cumplir dos años en México, y luego de uno de noviazgo mi novia y yo decidimos casarnos. El 14 de Junio pasado cumplimos 44 años de una amistad, un amor y respeto que ha durado hasta hoy.
Otros también se casaron, y para mi y más para ellos la vida dio un nuevo giro, ya sus vida de solteros de antes no podían seguir. Éramos señores y futuros padres de familia como cualquier chofer de carro público. Habíamos tomado una decisión y no podíamos compartir tanto con ellos
Al llegar mi tiempo de regreso con título, esposa e hijos, atrás quedaron los compañeros de 4 años. A la mayoría aun les faltaba entre uno y dos años para terminar.
Me toco trabajar en la UCMM de Santiago, y otra vez tuve que hacer nuevos amigos que a poco quedaron lejos al trasladarme un año después a Santo Domingo, encontrarme a algunos de los viejos que había abandonado con mi partida, y con algunos rehacer la vieja amistad interrumpida.
De los viejos compañeros en Monterrey, según fueron llegando se fueron empleando en distintos lugares y ciudades, se casaron y todos vivíamos demasiado ajetreados para poder continuar esa vieja amistad colectiva con la intensidad de antes. Nos fuimos alejando, nuestro afán ahora era el insertarnos enana sociedad difícil. Algunos se asociaron entre sí y se hicieron compadrazgos.
En otros casos, sobretodo con aquellos que no eran parte del grupo íntimo pienso que llegamos a ser como simples “conocidos de camión” (guagua), como dicen en México, pero aun con afectos y recuerdos casi indestructibles.
Santo Domingo * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 25/VI/2009