lunes, marzo 12, 2007

LA FRUTA DE LA PAZ

LA FRUTA DE LA PAZ

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 11 Marzo 2007

En Suecia y los países Bajos se enfrentaban el grave problema que los fines de semanas se multiplicaban las peleas, los desordenes y los heridos entre jóvenes que se reunían a bares, discotecas, calles y centros de diversión.

La policía de aquellos países tan distinta a la nuestra, y a la que aspiramos algún día parecernos, se asesoró con sicólogos, siquiatras, sociólogos, en fin, con todo profesional que pudiese dar luz al fenómeno y encontrar un remedio o paliativo a tal amenaza al orden público, pues su función policial no es sólo castigar, sino primordialmente prevenir.

Como resultado, diseñaron un plan que consistía en repartir chocolates antes de las horas picos cuando empezaba la violencia, a consecuencia de lo consumido. El resultado fue impactante. Los casos policíacos disminuyeron en un 64%.

La explicación es que el Chocolate, ese alimento de Dioses originario del México precolombino, de donde es originario el cacao y que era consumido únicamente por reyes, emperadores y sus allegados, contiene una sustancia que apacigua los ánimos y combate la rebeldía. Mientras más puro, mejor.

El chocolate, tan vilipendiado porque engorda a las personas, pica los dientes y sube el colesterol, ahora esta siendo reivindicado y se le atribuyen propiedades como reductor del riesgo de infarto, además de calmar los ánimos.

Dicen tambien, que es imprescindible en una cena de conquista amorosa, como postre pues la paz que trae propicia el amor y la entrega.

Nosotros tenemos mucho cacao, pero preferimos los chocolates elaborados con leche, mucha azúcar y una cantidad de otros productos que lo adulteran, aunque le mejoren el sabor y lo hagan mas apetitosos a nuestro paladar acostumbrado o mejor dicho, mal acostumbrados a lo que viene de afuera. Quizás esas adulteraciones sean las responsables de esa mala prensa.

Habría que pensar si de tanto comer chocolate es que nos hemos vuelto tan tranquilos y sumisos y pacíficamente dejamos que nos depreden, nos saquen los cuartos de los bolsillos, se roben una gran cantidad de nuestros impuestos. Que abusen de nosotros y que estemos resignados a un dejar hacer, dejar pasar, para vivir la vida con tranquilidad y resignación, siempre creyendo.

luis@arthur