sábado, mayo 09, 2009

RALLY FRONTERA (1/3)

Sin Tmor... ni Favor...

Rally Frontera (1/3)

Luis H. Arthur S

Amanecía el viernes 27 de Febrero pasado, día de la Independencia Nacional. Preferí salir temprano en vez de hacerlo el Jueves 26 pasadas las 7:30 PM desde la Secretaría de las FF .AA. y dormir en la Fortaleza de Santiago como muchos hicieron. A las 5:15 AM ya estábamos en camino, un servidor y dos compañeros en mi Isuzu Trooper del 1999. Debíamos reunirnos con los demás participantes en el Monumento a las 8:00 AM, de donde partiríamos en orden numérico cada minuto. Era el Rally de las FF.AA. esta vez por la carretera Internacional, en la frontera con Haití.
Estos eventos despiertan mucho entusiasmo y la ruta, que ya se había hecho varias veces, pero yo no había participado, congregó a 162 vehículos 4x4, donde viajaban los fiebruces, sus esposas, hijos y amigos.
Todos íbamos preparados con lo nec esario: comida, agua, casas de campaña, mapas. Los organizadores proveyeron la logística y la seguridad.
En estos eventos familiares, de disfrute y conocimiento del país, no estamos obligados a cumplir tiempos establecidos en ruta de un rally normal, y los que quieran se pueden ir como en paseo, deteniéndose, disfrutando, tomando fotos; mis compañeros y yo eso decidimos, por lo que antes de llegar a Santiago nos desviamos a San José de las Matas y fuimos disfrutando del paisaje, la neblina, el amanecer y el frío de esa región montañosa paradisíaca para los citadinos. Luego de un pequeño descanso, salimos junto a los que fueron llegando vía Monción hasta llegar a Loma de Cabrera. Íbamos muy adelantados, comimos en el pequeño restaurant de R osa frente al parque, y aprovechamos para conocer el Monumento a la Batalla de Capotillo a unos 15 Km. Una hermosa edificación de hormigón no muy cuidada, donde las letras de los nombres de los héroes, en algunos casos han desaparecido, pero estaba limpia y solitaria. Al regreso al parque aquello era un hormiguero de vehículos y de unas 500 personas pidiendo servicio y alistándose para la partida. Loma de Cabrera, una pequeña ciudad que hace honor a su nombre por lo escarpado de su topografía, estaba tranquila, bucólica, limpia y no se alteró por aquella inusitada avalancha de locos al volante.
Pasado el mediodía salimos de Loma de Cabrera detrás de los carros guía, aunque nos había tocado el 131, y enfilamos rumbo a la Carretera Internacional. Habían dos caminos, el normal por donde se transita generalmente y un trillo infernal entre la sierra con muchas bifurcaciones por las que podía uno extraviarse en esas lomas cubiertas de pinos, y un río que había que cruzar, con cerca de un metro de agua y terreno arenoso a la salida. En medio de él se quedó una yipetita pequeña, y como el acceso y la salida son restringidos a sólo un vehículo y en curvas pronunciadas, el que pasaba subía e inmediatamente desaparecía, éste taponó el camino y ocasionó dos horas de retraso a la enorme fila que lo seguía y poco podía hacerse, excepto empujar y desesperarse.
Fue penoso ver una cantidad de troncos de pino cortados, algunos que no pasaban de 15 cm de diámetro, en un desmonte criminal, seguramente de algún político o militar, que estaban al borde del camino esperando ser transportados.
Tras ese viacrucis que los locos del volante disfrutamos mucho, llegamos al polvoriento camino que llaman Carretera Internacional. Duro contraste. Zona desertificada, de tierra suelta, con ausencia de arboles a ambos lados, aunque hacia el Dominicano se podía otear verdor. El lado Haitiano está poblado de casas diseminadas, y a nuestro paso los niños y hasta las madres se lanzaban al camino, saliendo de quien sabe dónde, mal vestidos o desnudos, con la panza hinchada por el hambre y los parásitos, sus manos extendidas pidiendo, suplicando por comida.
Creo que a todos se nos apretó el pecho y se nos salieron algunas lágrimas furtivas. Aquello parece África, Biafra. No les importaba la nube de polvo que ocultaba la visión en este largo discurrir de tantos vehículos saltando como cabras.
Parte del camino discurre por territorio Haitiano y parte por el nuestro que está deshabitado a no ser por unas cuantas fortalezas donde militares que se suponen son los centinelas de la frontera, malviven, quizás con poca menos precariedad que sus únicos vecinos haitianos.
El Rio Artibonito discurre entre los cañones montañosos a unos 200 m por debajo del camino, que se mantiene en la cota 500 m
El camino desciende y llegamos a un puente que cruza el río Artibonito, roto por el deslave de una de sus bases hace 4 años. Lo cruzamos sin mayores peligros. El río venía con un volumen de agua y una impetuosidad que nos sorprendió pues lucía tener allí más caudal que cualquiera de los Yaque o el Yuna.
Al adentrarnos en territorio dominicano el panorama cambió algo y llegamos a Pedro Santana, mejor dicho pasamos por ese pequeño poblado y a un par de kilómetro doblamos a la derecha para irnos a pernoctar a una fortaleza que se encuentra en una especie de requiebro fronterizo que entra en territorio haitiano con el nombre de Macasía. Fuimos de los primeros en llegar, buscamos el sitio más alejado en la explanada trasera, para cuando pusieran bocinas y luces, estar lo más distante posible.
Luis H. Arthur S. * www.luis.arthur.net * luisharthur.blogspotl.com * luis@arthur.net * 9/V/2009