sábado, abril 14, 2007

MONTECRISTI

MONTECRISTI

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 13 Abril 2007

Hace unos 8 años estuve en Montecristi en una investigación genealógica en que buscaba datos de mi bisabuela. Hacia más de 30 años que no visitaba esa ciudad, y al verla, al caminar por sus calles, visitar y ver la gente, quede como transportado al pasado recordando a Puerto Plata. La de mi infancia. La llamada Tacita de Plata.

Algún montecristeño se quejó de que el progreso no había llegado a ese sitio. Encontré pocos turistas, pocos hoteles y ninguno de esos que dicen tener varias estrellas.

Mientras, yo estaba arrobado y pensaba que cuando su deseo se haga realidad, van a perder su pueblo. Serán ellos extranjeros y los verdaderos extranjeros serán los que digan hagan y manden. Llegarán los vicios, los santipankis, las droga masiva. Los casinos de juego y la prostitución de todo tipo, infantil la más mala porque corrompe la niñez. Las viviendas y la tierra adquirirán valor, y tantos que hoy pueden comprar, mañana no podrán y sus hijos menos.

El turismo de Puerto Plata ha dado mucho trabajo, generalmente a personas de otros lugares, el pueblo se ha arrabalizado con un crecimiento caótico. La delincuencia es cada día mayor y los que recordamos otros tiempos, de menos dinero pero de más calidad de vida, ya ni queremos visitarla para que no se nos vaya a superponer la nueva imagen, a la feliz, amable y tranquila que recordamos. Cuando el Parque Central era el sitio de intercambio de la juventud aquellos Jueves y Domingos de retreta. Las calles eran silenciosas de mufflers abiertos, de motores a granel que no dan tranquilidad ni tregua.

Puerto Plata se ha trasmutado de la tacita de plata a la de hierro oxidado.

Había pedido que cuando muriera mis cenizas, producto de la incineración, fueran lanzadas desde Isabel de Torres hacia el mar, en la tardecita, cuando la brisa viniera de la montaña hacia la ciudad y el mar.

Hace ya varios años que esa instrucción fue cambiada.

Puerto Plata es y sigue siendo el sitio de mis amores, pero la de antes, no la de ahora, no en lo que se ha transformado como metamorfosis del progreso sin control reglas ni amabilidad.

Pienso en Montecristi, donde desean algo similar y tienen tanto potencial, que el “desarrollo” no tardará mucho.

Quiera Dios que ese cambio, no acabe con lo bueno.

Deben verse en el espejo de mi pueblo.

Luis@arthur.net