sábado, mayo 19, 2007

EXTRAORDINARIA LABOR

EXTRAORDINARIO LABOR

Por: Luis H. Arthur S. http://www.luis.arthur.net/ http://www.luisharthur.blogspot.com/ 18 Mayo 2007

Hace pocos días que se fue la Embajadora de México en el país, Sra. Isabel Téllez de Ortega, posiblemente la mejor Embajadora Mexicana en este país.

Franca, directa, amable, siempre dispuesta a cooperar, buscar soluciones, acercar los países. Bregar con éxito en el barco de los piratas, que el que menos, tiene un cuchillo en la boca. Distinguirse y convivir con tantos otros embajadores sin pizca de espontaneidad, es una proeza.

Mujer joven, rodeada de colaboradores eficaces y amables, que junto a ella hicieron de su paso un feliz acontecer, dejando un hueco difícil de llenar.

Hay que ser muy “aventada” para hacer una labor tan positiva, tan esmerada, que será recordada por tantos tan positivamente porque se aparto de lo estereotipado.

Mujer laboriosa como hormiga, que se multiplicaba y desmultiplicaba para estar con todos, para tratar de llevarles un buen mensaje, una promesa y laborar incansablemente para lograrla.

Supongo que no era perfecta. Nadie es perfecto, pero su trabajo fue trascendente y su recuerdo imperecedero.

A su partida no fui invitado. Hay tantos mexicanos en el país que posiblemente el espacio y el presupuesto fueron limitantes. Allí supongo estarían los más connotados y algunos otros.

Como no pude despedirla a ella y a su distinguido esposo, vayan estas palabras para mostrarles mi respeto, reconocimiento y admiración a su labor y a sus personas.

Su nueva posición de amplia relevancia en la Cancillería Mexicana, hace honor y recompensa su labor y sus méritos. Ojalá que nunca deje de ser como es, en el sentido que aquí quiero expresar, que no es otro que el de trabajar con entusiasmo y dinamismo, con ideas propias, apartándose un poco de esos pasillos estrechos que a la diplomacia encasilla. Ser auténtica, alegre y tener amor para todos; y desearle que nunca la “condenen a vivir totalmente en el mundo de los cuerdos”.

De ser así, ella y tantos otros, estaríamos condenados a morar en este manicomio que se nombra mundo, rodeados de tantos locos patológicos que se llaman cuerdos, y no hacer nada fuera de lo pautado. Ni una “locura” que haga la vida mejor y las relacionas más dinámicas y armoniosas, para bien de mis dos naciones.

luis@arthur.net