miércoles, julio 11, 2007

LA MUJER Y LA FAMILIA IV

LA MUJER Y LA FAMILIA IV

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 10 Julio 2007

Cuando escucho a muchas jóvenes mujeres personalmente, por radio o TV, y les oigo decir que ellas tiene tambien derecho a gozar, me pregunto: ¿gozar?

¿Es gozar sentarse en la mesa a beber cerveza, hablar de mujeres y de pelota?

¿Es gozar andar por ahí chachareando, con una botella de ron y de cerveza?

He oído tantas veces decir que los niños son una vaina, que no dejan a una tranquila, que fuñen mucho, que el trabajo de la casa es agobiante. El cocinar, lavar, planchar, llevar a los hijos de una clase a otra, de una actividad a otra, eso no es vida, que se acaba extenuada. Todo lo que dice Ligia que hace algunas mujeres, porque otras, tienen muchas sirvientas, se levantan a la hora que les place y se van al sauna, al gimnasio, al café con las amigas, al salón, al bingo, al casino y su familia, su esposo, sus hijos quedan en manos de sirvientes, menos capaces pero con más necesidades económicas, que son quienes les educan y dan ejemplo, aunque quieran protestar por mis palabras. Las más desafortunadas, las que su marido no les provee de tanto dinero, prefieren trabajar fuera, pues en la oficina batallan menos que en la casa y su sueldo se va en pagar sirvientas.

Se está perdiendo el amor al hogar. Se está disolviendo la familia, precisamente en los estratos más altos, de donde saldrán los que más influirán en la sociedad y que hasta la regirán.

Mi esposa dice que ella se divierte y se realiza teniendo un hogar limpio, ordenado, bonito, con todo a tiempo, y aunque no me lo crean, nunca en 42 años de casados y 4 hijos ha tenido sirvienta, lavandera, nana, etc. Ella lo hace todo. A tiempo y contenta, como lo hacia mi madre y la de tantos lectores.

El lunes, cumpliendo 62 años, se fue por una semana a México. Antes me llamó y me llevó a la nevera y la alacena y me “instruyó” de todas las comidas que me había dejado ya preparadas para 10 días. Yo podría comer fuera o preparármela, pero es su placer, su responsabilidad hacerlo así y yo se lo agradezco, al igual que cuando yo salgo le dejo aprovisionada de dinero, tarjetas, cheques y seguridad para que pueda seguir viviendo cada día hasta mi regreso.

Díganme Uds. si no debo sentirme feliz de haber encontrado una mujer tan centrada y poder compartir con ella el Sangri-la de mi hogar. ¡Viva la familia!

luis@arthur.net