viernes, julio 13, 2007

MINENGO II

MINENGO II

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 12 Julio 2007

A eso de las tres de la tarde, volvía a llamar a Nino y se repetía el mismo cuadro de la mañana.

Nada de esto sería extraño ni hoy le recordaríamos si no fuera porque desde que el primer trago le caía al estomago, el jumo perenne reverdecía, y dando tumbos iba cantando y sentenciando todo el camino hasta su lecho duro y bien ventilado por la brisa pura y yodada del Atlántico.

“Minengo ta’ bueeeno… uuggg” “Que bien me siento… uuggg” “Las mujeres son como las naranja’, una’ salen dulce’ y otra’ salen agria’… uuggg”. “Se muere el hombre y queda la mujer pa’ otro… uuggg” “Minengo, tu si ta’ bueeeeno... uuggg”

Así cantando, diciendo, adornando con interjecciones y sonidos guturales, Minengo pausadamente caminaba por pleno centro de mi pueblo las 10 cuadras que lo llevarían a tratar de digerir esa constante y directa carga de alcohol,.

Nunca le oí una palabra descompuesta. Nunca se peleaba con nadie. Todos lo saludaban, respetaban y le decían: ¿Cómo estás Minego? El contestaba: “Minengo ta’ bueeeno…uuggg”. “Minengo no bebe más…”

La única ofensa que infligía era el mal olor a ron y orines, que saturaba su ropa sucia y raída que como estela iba dejando a su paso, para que la mucha brisa disipaba casi inmediatamente.

Pocos días antes de cumplir 17 años salí de mi pueblo. Los regresos fueron de vacaciones cortas. No supe cuando murió. Simplemente un día ya no estaba y las calles quedaron huérfanas de otro de sus filósofos populares, quizás cargado de penas, de angustias, en un drama desconocido, que a su paso alegraba la vida monótona de los pueblos de la época. Sólo quedó el eco.

Frases sencillas que no se olvidan y emergen de vez en cuando, como ballenas a respirar, para que las citemos, con toda seguridad fuera del contexto con que las decía Minengo, como sentencias para alegrar y traer picardía al diario vivir.

“Las mujeres son como las naranjas, unas salen dulces y otras salen agrias”. “Se muere el hombre y queda la mujer para otro”. Verdades del vivir.

Decía muchas más frases, pero no las recuerdo, y es que para recordar a un personaje del folclor de mi pueblo quien nos hizo sonreír en su tragedia, no necesito más. Aun pobre y envilecido al irse nos dejó su recuerdo.

¡Descanse en Paz Minengo!
luis@arthur.net