viernes, julio 20, 2007

TU Y YO HERMANOS

TU Y YO HERMANOS…

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 19 Julio 2007

Se adoptan principios, creencias. Se pasa toda una vida trabajando dignamente por ellas, cree haberse creado lazos más que de amigo: de hermano. ¡A lo largo del abrupto y dilatado camino han pasado juntos tantas vicisitudes y necesidades! Han compartido tantos anhelos, ideas, principios, que cualquiera creería desde afuera y desde adentro de ellos mismos que eran vínculos indisolubles, fuertes, recios, imposibles quebrar. De sangre.

Los habían sometidos a tantas pruebas que lucia que sólo la muerte los podía debilitar.

¡Qué equivocados estaban! Nunca se les ocurrió, hasta ahora, someternos a la prueba del interés personal, del poder, de la riqueza y el endiosamiento.

Resulta que lo que parecía más duro que el acero y más resistente que la fibra de carbono, se rompe y desquebraja como hilo de coser, como vidrio golpeado o se escapa con la vivacidad del agua de las manos, sin que los dedos sean capaces de retenerla. Sólo queda la humedad testigo, prueba irrefutable de que la naturaleza humana no puede estar hecha a la semejanza de Dios, pues sería un Dios muy defectuoso, interesado y voluble.

Luego del golpe se quiere que todo se olvide, que las cosas vuelvan a ser como antes, cuando se pensaba que había amistad, lealtad ética y moralidad.

Sólo entre sinvergüenzas se finge, se vuelve a aparentar que nada pasó, pero la daga clavada duele y se tiene el ojo alerta, pues sabe que su hermano de ayer en realidad es su enemigo. Quien fue capaz de usar malas artes, de robarle, engañarle, simularle, comprarles amigos que se vendían, y sacrificarle. No era cuestión de vida o muerte, de condenación o salvación. Era buscando la opción de representar, de servir, de bien gobernar. ¡Qué mal se servirá!

¿Como se puede gobernar bien con tan mala entraña? Gobernar es imitar a Dios. Regir a muchos para el bien común. No se puede llegar al cielo por caminos torcidos de infierno.

Una cosa es ser apto y capaz para un trabajo, estar alerta para no caer, y otra ser un lince, un sacrificador de vínculos y amistades, no jugar limpio y luego querer que los que han abierto los ojos, los cierren, se plieguen y se dobleguen, con palabras bonitas, con recuerdos haláguenos de conveniencias partidarias, de lealtades vulneradas. Y el que vuelve, si vuelve, es otro.

luis@arthur.net