lunes, agosto 10, 2009

ASÍ SOMOS III

Sin Temor… Ni Favor…

Así somos III


Luis H. Arthur S.

Niños abusados, con mentes deformadas y desnutridos. Recibiendo claros mensajes de los gobiernos que sólo quieren proyectarse y robar. Que dilapidan y hacen que su pobreza, su desesperación, su huida del campo donde al menos tenían espacio y podían ver el rio y las estrellas, respirar aire limpio sin malos olores y podredumbre, haya sido una frustración más. Donde así los quieren para que sean masa manejable, materia prima para el populismo y como secuela proclives a la delincuencia. Donde los organismos de represión se ensañan y la vida vale nada. Un país donde la disciplina nacional, aquella que reinó por voluntad unipersonal y que no era necesariamente mala, y que debió ser sustituida por la disciplina legal del respeto a las leyes, fue abandonada por todos en un mal entendimiento de la libertad.
Libertad no es hacer lo que uno quiera, donde quiera y cuando quiera, sino lo mismo que le está permitido a todos, e imponiéndose las limitaciones para no invadir derechos ajenos. Benito Juárez lo resumió brillantemente: ”El respeto al derecho ajeno, es la paz”.
Nadie es totalmente libre, ni aun viviera en una isla solitario sin ningún otro congénere, pues aun ahí, estaría limitado por las leyes naturales, del día y la noche, del frio y el calor, el viento, las mareas, las fructificación de los matas, las costumbre de otros animales, aun sean tan pequeños como cangrejos o mosquitos.
Mi país es un basurero, porque todos entienden que pueden tirar toda la basura a la calle, en el mismo sitio y tiempo cuando la produzcan. Un vaso plástico, una botellita de agua ya consumida, un bolsa, un periódico, una cáscara de guineo, un bagazo de fruta, y por ahí seguimos. Los hombres están convirtiendo nuestra ciudad en letrinas. Donde quiera y sin recato ni pudor un hombre se orina. Nueva Dehli es una letrina total, donde la ciudad hiede a excremento. El Rio sagrado Ganges, lleva cadáveres de vacas, de personas que no se incineraron bien o simplemente fueron tirados, de excremento y basura, y ahí, en medio de toda esa contaminación y podredumbre, los hindúes se purifican. Puerto Príncipe es casi igual en el olor. Santo Domingo le falta poco para igualarlas, pues nadie reacciona, las autoridades que nos gobiernan vienen generalmente de esos barrios, de esas costumbres, de esas miserias y la mayoría no ha podido superar esa distorsiones, no ve nada malo en tales acciones y actitudes, y el orgullo de ser mejores, de diferenciarnos cada vez más de los animales que llamamos irracionales, se va perdiendo en un rápido caminar hacia la incivilización y hacia la pocilga.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 9\VIII\2009