martes, agosto 11, 2009

ASÍ SOMOS IV

Sin Temor… Ni Favor…

Así somos IV


Luis H. Arthur S.

Ha llegado el tiempo que cuando emigramos hacia los países más desarrollados, legal o ilegalmente, no podemos dejar atrás nuestras lacras, nuestra forma primitiva de convivir y no copiamos ni aprendemos las cosas buenas que encontramos allí, para vivir más dignamente, como viven donde llegamos, sino que queremos imponer nuestras costumbres, arrabalizarlos , degradarlos, aquellos barrios donde llega una inmigración masiva, las propiedades pierden valor y los nativos sienten que deben buscar nuevos sitios en su propio país, pues llegamos como una invasión de marabuntas. Aun al retornar al país años después, al llegar nos olvidamos de lo visto y de lo que de alguna manera se nos pegó, de lo bueno aprendido. Los Médicos que se especializan fuera son un caso típico con los protocolos de pacientes e intervenciones, con la organización debida al buen manejo de la salud, donde el paciente tiene tantas veces que recordarles cada nueva cita el historial pasado de lo que adolecía y de qué le recetó, no importa que falten paredes en el consultorio para tantos títulos, generalmente de varios países del primer mundo. Con excepciones, llegan a esta tierra del leissez-faire, donde la improvisación, la superficialidad y la irresponsabilidad son las normas, donde todo se puede y los muertos simplemente se entierran, pues no hay sanciones ni leyes contra la mala práctica y el amiguismo todo lo cubre con injusticia para tantos.
Todo criollo tiene de hecho la capacidad de pulirse y salir de su mediocridad, al igual que de aprender tecnología y arte, de capacitarse y superarse, de echar a un lado sus malas costumbres, refinarlas ante el descubrimiento de otras nuevas que sean más dignas, convenientes y civilizadas, como cuando se deshollina una habitación, se tiran muchas cosas viejas, obsoletas e inútiles y se ordena todo. No hay límites a la capacidad humana, pero quienes así lo hacen lucen estar en minoría. Hasta llega uno a pensar que así se sienten felices y realizados. Alguien diría “que árbol que crece torcido, nunca su tronco endereza.
Pero mucho se puede lograr. Quizás nunca como cuando desde niño nos llevan lo más enhiestos posible y nos dan las mejores armas para tratar de vivir más humanamente. Por esto, entre otras muchas otras, es necesario mejorar grandemente la educación.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *10\VIII\2009