lunes, agosto 24, 2009

MÉXICO, EJÉRCITO, DROGA II

Sin Temor… Ni Favor…

México, Ejercito, Droga II


Luis H. Arthur S.

Hace unos días en el Municipio de San Nicolás, de la zona conurbada de Monterrey, alguien denunció a una patrulla del ejército de una residencia donde había armas.
Cuando se acercaron a investigar fueron recibidos a granadazos y plomazos, tres soldados fueron heridos por las esquilas. Los mafiosos tratando de escapar por patios y azoteas, tomaron dos mujeres de rehenes. Cuatro de ellos fueron abatidos y uno escapó. De los cinco detenidos, uno delató otra casa similar en el Municipio de Guadalupe a donde posiblemente había ido el que escapó.
Al llegar el convoy de dentro de esta nueva casa le hicieron dos disparos. Uno de los miltares hizo a su vez tres, tomaron la casa y detuvieron a 8 personas, confiscaron metralletas, pistolas, miles de balas, cargadores, droga y varios vehículos, incluso una Suburban con los vidrios blindados y mecanismo en la parte atrás de tirar grapas para ponchar las llantas de posibles perseguidores.
Al presentar a la prensa a los detenidos, el funcionario que lo hacía señalando de entre ellos a una joven les dice ¡y esa es mi hija!… mientras dos lagrimas se escapaban de sus ojos aguados. Explicó que tenía 7 años sin verla desde que se había ido, y añadió que presentaría su renuncia.
Otros tres hijos del este señor, hermanos de la joven detenida, son todos policías y participan normalmente en las refriegas y la detención de estos delincuentes.
Un caso penoso, pero de responsabilidad a toda prueba, de dolor infinito de un padre, que cumple con su deber, con su juramento y su patria.
Aquí en cambio tenemos un gobierno y unos organismos policiales y militares, que tapan, cubren y protegen a sus familiares, a amigos y relacionados, a ladrones y corruptos, a quienes se les premia con puestos y rangos y con una Justicia complaciente y corrupta.
Ante tanta indolencia, dos lagrimas de un funcionario mexicano como pocos, con su carga emocional, de honestidad y respeto, debería avergonzarles, y estrujarle el alma y el corazón ante esta clara acción de compromiso consigo mismo. Estrujárselas en la cara a estos y a tantos sinvergüenzas que allá y aquí existen desgraciadamente, para que al menos vean y huelan lo que es honor, seriedad y compromiso con su patria, algo que luce obsoleto y que no rinde beneficios.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *24\VIII\2009