lunes, noviembre 19, 2007

CORTESIA

CORTESÍA

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 18 Noviembre 2007

En 1952 aun no cumplía los 16 años, le envié una cartita al gobierno pidiéndole una beca para el Loyola de San Cristóbal, aun sin inaugurar.

A los pocos días recibí otra donde acusaban recibo de mi misiva y me informaban que la misma había sido recibida y turnada al departamento correspondiente y en pocos días recibiría respuesta. Así fue. Me dijeron que ya no se podía, ya que no estaba completamente instalado pero que me tendrían en consideración para el año entrante. Así fue. Sin volver a escribir el año siguiente me citaron al examen de admisión.

En aquellos tiempos, no todo era malo ni mucho menos. Había cortesía, educación, metodología y disciplina en la administración pública, y en todo el pueblo.

Ayer recibí un correo que dice: “Estimado Ingeniero: En el 1996 mandé varios faxes a las sedes de poder con tal de identificar áreas en las cuales RD podía instaurar programas de bio producción. Tenía comunicación directa con Melvin Calvin, Premio Nobel de química 1962 el cuál había estado investigando la bio producción de energía en la Universidad Berkeley.
Nunca recibí siquiera un aviso de recepción.
En aquel tiempo, de haberlo querido, el Gobierno del que habla bonito pudo haber encarrilado RD hacia la producción eólica ya que la USAID había hecho todos los estudios al respecto, los cuales habían arrojado que la isla Beata tenia suficiente caudal eólico como para sustentar toda RD todo el año, ella sola. Se lo señalé también sin recibir siquiera la cortesía de un aviso de recepción.
El que habla bonito parece que nos quiere regalar a la que viste bonito para los próximos cinco años. Según ciertos indicios.
Atentamente, xxxx.xxxxx”.

Esa actitud de descortesía y menor visión futura, en momentos de largos apagones, es lo que distingue a un estadista de un simple amante del poder por el poder mismo y la riqueza que el trae y que anda perdido en el espacio.

El primer aviso contundente y traumático sobre la crisis del petróleo la recibimos todos en 1973. Luego en el 1991. Desde entonces los más despistados tuvieron que hacer conciencia sobre el futuro. Menos nuestros presidentes. El actual en esa época aun aprendía a hablar bonito con palabras huecas.
luis@arthur.net