viernes, noviembre 02, 2007

VERDADERA RIQUEZA

VERDADERA RIQUEZA

Por: Luis H. Arthur S. www.luis.arthur.net www.luisharthur.blogspot.com 1 Noviembre 2007

Toda fortuna a la postre se pierde. La gran riqueza que tenemos los viejos en vivencias, recuerdos, experiencias, ese capital de momentos alegres, tristes, dramáticos, se esfuma, poco a poco, aun antes que la muerte se los lleve de cuajo.

El vivir es una escuela donde todos aprendemos, unos más que otros, dependiendo del modo crítico en que se afronte la vida y el constante análisis de lo experimentado y el entorno.

Si vivimos demasiado nos quedamos pobres pues nuestro cerebro se queda en blanco. Si no vivimos tanto, lo que queda se va con nosotros sin poder dejarlo como herencia y sin que los herederos se peleen por esos bienes.

Es extraño que la única manera de traspasar nuestra fortuna nos enriquece más. Al querer trasmitirla a los que de alguna manera son parte de nuestro entorno vivencial o intelectual, vamos depurando y destilando nuestros conocimientos. Como el maestro que al enseñar aprende. No se si es una maldición o una virtud, pero el que desea dar está destinado a ser cada vez más rico, pues recibe multiplicado lo que da con amor.

Nunca hay garantía de que se pueda hacer una trasferencia beneficiosa y exitosa. Quien la recibe puede apreciarla o descartarla. Es como la luz, sólo la ve quien tiene ojos y no los cierra.

No todo el que da ofrece cosas positivas, pero las que yo he recibido de padres, esposa, familiares, hijos, maestros, amigos vivos y muertos a través de sus libros, me han permitido ser como soy tras hacer mi propia y personal selección, que hace de cada uno de nosotros algo único.

Últimamente pongo mucha atención cada vez que me despido de alguien, sea que vea con mucha frecuencia o esporádicamente, pues pienso, como me ha pasado cientos de veces, que quizás es la última vez que lo vea y que tenga la oportunidad de ser amable y agradable. La ausencia puede ser muy larga o definitiva.

Hasta ahora son otros los que se han ido definitivamente. Un día seré yo.

Al despedirme el Domingo de un amigo querido, le dije que quizás era la última vez que lo veía, pues estoy en proceso de abandonar el país, y le agradecía su amistad y todo lo aprendido de él, el más rico del grupo, maestro por 40 años aun activo.

Hoy me escribe que eso lo entristeció. Prueba que tiene alma.

luis@arthur.net