jueves, enero 24, 2008

ESTACION 3

SIN TEMOR… NI FAVOR…

Estación 3


Luis H. Arthur S.

“La Imitación de Cristo” de Tomás Kempis, nos ha enseñado que para nuestra salvación debemos imitar a Jesús, el de las bienaventuranzas, el de buenos ejemplos y mejor prédica, quien brilla más que el faro de Alejandría en nuestra cristiandad.
En el mundo pólítico el Kempis es un estorbo. La Biblia es una sarta de filosofía barata, de cuentos obsoletos y simplistas.
Aun siendo este un Estado Católico, donde los jerarcas que cuidan la doctrina están muy ocupados, es mejor imitar a Ángeles malos que al Cristo divino.
Nuestro actual Presidente, en vez de ser Redentor como lo quiso nombrar un funcionario, ni siquiera imita a su líder carismático que le enseñó y educó en política, quien le instruyó en buenos principios, como Judas prefiere, creyéndose el elegido “ad perpetuam” de los hados, imitar al ángel malo, al de las marrullas, al egoísta, al personalista, al árido de espíritu, y en vez de buscar la felicidad de los que le ha tocado dirigir, busca la suya y de sus colaboradores.
En este devenir viola a cada paso la Constitución y las Leyes, hace descargar a sus colaboradores de serias acusaciones, toma préstamos sin límites, violando la normas y las leyes, ahoga presupuestariamente a la Justicia, la Educación, la Salud, pone en peligro las elecciones, lo que le conviene mucho, y como justificación falaz confiesa que está atado al FMI, una organización de la ONU que sólo le exige disciplina en la macroeconomía.
El FMI, como tantos, se opuso al bendito Metro Faraónico, cuyos planos fueron entregados por sentencia de la Suprema y que deben de reservarnos sorpresas desagradables, dado su falta de rigor y estudios, donde se improvisa a la “brigandina”, y sin embargo tenemos tres años invirtiendo a manos llena en la obra más conveniente para ellos, la más cara y de mayor costo operativo, menor seguridad y con grandes riesgos catastróficos futuros.
Leonel tuvo la suerte de nacer en cuna humilde. Conoció de necesidades, carencia, sueños truncos, quizás hasta el hambre. Hoy es rico y poderoso y su pueblo es cada vez más pobre. Se alía con los ricos y desdeña a los pobres y ahora, fingiendo, busca sus votos con engaños.
Ensoberbecido se cree predestinado, y si fuese escogido sería para darnos más de lo mismo: mentiras, violaciones, burlas, atrasos, apagones y miseria.
luis@arthur.net * http://www.luis.arthur.net/ * http://www.luisharthur.blogspot.com/ * 23/I/2008