viernes, julio 31, 2009

ASÍ SOMOS I

Sin Temor… Ni Favor…

Así somos I

Luis H. Arthur S.

Los tiempos han cambiado, porque mis tiempos han cambiado. Aun recuerdo mis años de infancia y adolescencia cuando la falta de todo era la norma pero no se sentía con la crudeza que evitara que uno se divirtiera con lo poquito que tenía y soñara como príncipe bajo un sol abrazador, una playa que invitaba o un cielo estrellado. Bajo una lluvia vivificante que a veces importunaba nuestros juegos y nos hacía recogernos y hasta impacientarnos.
Eran los tiempos de los juegos, las carreras, de la subida a los arboles, del maroteo. Tiempos en que nuestra madre aguja e hilo en mano, cosía nuestra poca ropa con muchas cicatrices, nuestras medias, sabiendo que los agujeros, al igual que los correctivos, había que aplicarlos a tiempo, cuando apenas comenzaban. Nunca olvido aquella adivinanza que luego se hizo decir: Chiquito soy, si no me atajas grande seré. Y a la que uno quería ser el primero en gritar: el roto.
Mi madre, como entiendo que todas, incansablemente nos vigilaba y corregía. Los hermanos y amigos, todos eran también los descubridores: ¡Que Luisito hizo esto! ¡Que Luisito hizo aquello!, y el enojo no tardaba, pues no entendía que entre todos estaban moldeando mi futuro, mi carácter, mis reciedumbre moral, que como semillas en tierra fértil, un día, cuando menos lo esperara, pero cuando eran más necesarias brotarían y darían fruto. Advertía y limitaba.
Labor de madre actuando eficientemente en la célula básica de la sociedad, donde se forjan los hombres y las mujeres que sustentarán nuestras costumbres, nuestra moral y nuestra conducta, de quienes tenemos el deber y la encomienda de trasmitirla para que no languidezcan.
Una nación está formada por estos seres. Que conocen su idiosincrasia, que la viven, la transmiten y tratan cada día de adecentarlas más.
Cuando miro mi país y lo comparo, cuando inmerso en este mundo globalizado de comunicación instantánea, donde otras culturas, otras creencias, realidades y formas de vida suplantan las nuestras, y al adoptarlas tantas veces por debilidades jurídicas y morales, por no tomarnos el tiempo de analizarlas, como si nosotros no fuésemos los actores, sino los acarreados por este torrente que nos revuelca, sin oponer resistencia, siento que junto a tantos otros pueblos estamos descendiendo. Estamos siendo hedonistas, yosistas en grado sumo, colectivamente.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com * 30\VII\2009