martes, septiembre 15, 2009

RECAPITULANDO I

Sin Temor… Ni Favor…

Recapitulando I

Luis H. Arthur S.

En nuestro tiempo hemos pasado de la dictadura férrea de Trujillo a la democracia anhelada y por incapacidad, abulia, dejadez o por lo que sea, hemos permitido que sea imperfecta y empujado por los gobernantes que hemos tenido, siendo los señeros Balaguer, Leonel, Hipólito y Jorge Blanco, se vaya deteriorando hasta llegar a esta caricatura de democracia que hoy tenemos.
En los anteriores gobiernos mencionados, se tenía cierto prurito y se guardaban las apariencias, incluso en el primer gobierno de Leonel, pero llego Hipólito y ningún Ángel vino a avisarnos que Sodoma y Gomorra iban a ser destruidas para que sin volver la vista atrás abandonáramos presurosos el lugar.
Ante el terrible naufragio nos aferramos al que como tiburón vino virado, camuflando con palabras bonitas sus verdaderas intenciones, no teníamos alternativa y tampoco vimos que el renacuajo ya era sapo. Había sufrido una terrible metamorfosis.
Estábamos ilusionados. Pensamos que asidos a él íbamos a avanzar, y no miramos que sus primeras acciones desdecían y contradecían lo dicho horas antes.
Cada día fue peor, pero no queríamos verlo ni creerlo. Fue afianzándose y copando todo poder. El PRD apaleado por los actos de Hipólito y sus miembros en un gobierno tan malo y destructor, nada hizo y dos años después perdió la mayoría de ese congreso facilitador.
Leonel dejó lo degradado por el anterior como estaba y sus demagógicas palabras de mentiroso con cara de serio y sincero, actor bueno en el peor escenario de la vida, culpaba a Hipólito, pero lo protegía, nunca lo acusó de nada. Era su turno de pagar acciones delictuosas que Hipólito se ocupó de recopilar para su impunidad y la de los suyos.
Joven, estudioso y enterado, usó su talento y habilidad política para cambiar de modelo. Bosch estaba muerto, bien muerto, ya no estorbaba con principios obsoletos, con moral y ética anticuadas, y ahora era tiempo de olvidarlo, de que todos lo olvidáramos, de olvidar sus palabras, aunque hipócritamente se editen sus obras que pocos leen, el espíritu de sus palabras se había esfumado de su mente y la de sus correligionarios. Se fumigó el espacio político con las de Balaguer, tan profusamente que nada de Bosch quedó.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * www.luis.arthur.net * www.luisharthur.blogspot.com *14\IX\2009