sábado, septiembre 05, 2009

TIEMPO DE ANTIVALORES

Sin Temor… Ni Favor…

Tiempo de antivalores


Luis H. Arthur S.

Dese hace un par de días estoy en el pueblo que tiene el mismo nombre de aquel en que hace tantos años nací. Aun reconozco algunas cosas como la Montaña Isabel de Torres, el Viejo Faro, “El Cubo”, aquel calabozo varias veces centenario en Punta Fortaleza, la Poza del Castillo y el mar, ese océano atlántico azul y rumoroso, con su canto que le habla al alma de viejo, como lo hacía con la del joven que se perdió en las brumas del tiempo.
Me parece aun oír a mis padres, con aquellas voces que el tiempo amortiguó y que sólo quedaron en la conciencia, cuando tantas veces me aconsejaban sobre los amiguitos. Era la época en la que la honradez, la dignidad, las buenas costumbres, no se confundían con el dinero ni la riqueza y menos la ostentación ni la dictadura.
Mi pueblo era pequeño, todos estábamos en la misma y única escuela buena y pública. Todos nos conocíamos, y las hojas de vida de las personas, el origen de sus pequeñas fortunas, su comportamiento ciudadano y cívico, su moral y entereza, no había que buscarla como certificado de vida en la Procuraduría.
Así crecimos yo y tantos de mis amigos, conociendo que había que distanciarse de las manzanas podridas.
Hoy esta costumbre y ley de vida, que era común a todos los pueblos de esta media isla, ha desaparecido.
Los bien criados por lo general nos distanciamos de la política y cargos públicos, y el vació fue llenado irremisiblemente por aquellos que sabían y saben cuál es la forma más segura y de menos riesgos para hacerse de dinero rápidamente.
“Políticos” sin moral, honestidad ni escrúpulos se aglomeran en busca de un puesto que les permita ser ricos, poderosos aunque sea por poco tiempo, como los actuales, miembros de este gobierno corrupto.
Ahora nuestros mejores amigos personales y nacionales son los ricos. Nada más importa. Sólo el dinero. Aquello que nunca mis padres se cansaron de repetirme mientras me formaba, hoy luce pura bazofia. Pero aun así, son en su conjunto la única esperanza de un porvenir mejor, cuando jóvenes que aun son invisibles aparezcan, y eviten en su tiempo que por ejemplo Gadafi, dictador y terrorista, saqueador de su pueblo, pero con dinero del petróleo que no llega a este, sea nuestro socio, y en su pecho ostente la Medalla de Duarte, Sánchez y Mella, que si no le ha dado ya, pronto, cuando venga disfrazado de rey mago, y sea recibido con honores y distinciones, de seguro su par, sin rubor ni vergüenza, nuestro Ilustre Presidente le prenderá junto a su corazón podrido.
S. Domingo, R. D. * luis@arthur.net * http://www.luis.arthur.net/ * http://www.luisharthur.blogspot.com/ 4\IX\2009